Los Ul'Ki que retornaron a la ciudad, discuten por algo que no está bien...

—¡No debería perderse la fuente de fuego! ¡Si algo le sucede, Altium caerá! ¡Todos sabemos esto! —Exclamó con ira un Zmurno, ya que la fuente se estaba apagando.

—No teman, eso no va a ocurrir. —Esparció esperanza un Flūminto—, es solo esperar; tal vez cuando los Prœliātoris abran el arcānus puedan ayudarnos sobre este augurio incontenible.

—¡Sí, tal vez tengas razón! La gnoseología nuestra, depende de ello, pero ¿cuándo lo abrirán? —Preguntó con preocupación Dȳma.

Vohim va entrando por las puertas de Altium, y ve a su derecha a un grupo muy curioso. Estos llevan una vestimenta similar a los Ul'Ki pero se ve que en su brazo derecho lucen un símbolo: un bastón de color azul, con dos líneas rojas trazadas en el medio. Uno de ellos hablaba en un idioma que Vohim no comprendía, pero tuvo una idea sobre los gestos provocados entre ellos; uno está preocupado, mientras que otros dos alterados parecían decir que no había solución a este evento atormentador. Se le acerca uno al guerrero mientras todos se dispersan a rumbos diferentes, Vohim lo detiene y pregunta...

—¿Qué se supone que están haciendo? ¡Qué es esa marca que llevas ahí? —Le señala hacia el brazo.

—Eh... Nada. ¿Y tú quién eres? Tu armadura no es familiar entre los Prœliātoris de esta ciudad.

—Yo soy un Bransg. —Le responde con su sonrisa.

—Pero... Me pareces familiar... —Indaga en su mente el Ul'Ki.

Algo le dice a Vohim que utilice sus poderes para llegar hasta el grupo de personas que están en frente a la fuente de fuego. Uno de ellos está atento a las flamas vagas de la misma cuando en un momento, ve una sombra detrás de estás, y dice...

—¡Miren, es Stygia[1]! —Luego su cuerpo tiembla y se desmaya. Las personas asombradas por lo que dijo, otros se ríen.